viernes, 13 de marzo de 2009

Eulogia Rita

Botánicas poéticas



Verbo del Ombú


De haber tenido tiempo hubiese trepado definitiva y real,
se hubiese abierto camino hacia arriba,
trepando dócil por el único árbol erguido
en la desmesura de esa tierra plana.

Corriendo de un lado al otro, entre las cosas del día y la noche,
entre las realidades a ser cambiadas,
yendo de un lado al otro con el mundo colgando de sus polleras
y los niños y los hombres colgando de sus polleras
y tanto para hacer con el día y con la noche
no tuvo tiempo
de treparse al árbol en las planicies de esa tierra chata.

Tan atareada limpiando para el día,
cargada de mensajes tan plena de vida estaba
y cargada de nociones y armas
para cambiar al mundo estaba
que no se trepó al árbol de los sueños del terruño.
Ella conocía esos sueños,
conocía los sueños de esa tierra – patria - empecinada.

Y el árbol siempre grande y creciendo ahí.
Siempre creciendo y tanto y tanto
como adolescente extendiéndose al mundo el árbol
tanto se extiende y cómo se extiende
en un silencio que suena gutural.

Y la gente otra,
que no sabe de esas polleras albergadoras de sueños y soñadores,
de trota mundos, de cambia mundos, de herramientas para la generosidad.
La gente otra no sabe que el árbol crece estirándose con su madera extendiéndose
al cielo.

Crece extendiéndose el corazón del ombú hacia ella hacia ellos
que van trajinando días,
como siempre,
como antes,
trajinan los días de ese otro mundo haciéndolo todo
por los días que vendrán.

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