viernes, 25 de septiembre de 2009

casa de ornitorrinco

no había fórmulas en sus paredes
un gato sonreía
desde el vértice de la sala
todo el mundo sabía
que la casa era
una fábrica de amor
decidí ser seria
a ver qué pasa
anduve en tren
y me fue fácil
en bondi anduve
y pude
me topé con esa sonrisa
y sucumbí

jueves, 24 de septiembre de 2009



todos esos elefantes

en fila india
vienen con pancartas
vienen con maní
vienen a plant(e)ar
¿otra?
misma
duda
eso perdido
estaba
en el registro del cuerpo

andar por calles con naranjos
es reponer lo que falta
es retrazar el plan

lo perdido
estaba
en el registro del tiempo

no desolación
más bien
andar por calles
con naranjos

martes, 8 de septiembre de 2009

Soliloquio II

lo variable

A veces le es difícil atravesar el brío del tiempo, asumir el paso de todo, comprender que lo que queda es sólo rastro, unas fotos colgando de un clip en la cartelera de la sala.

A veces, en cambio, es simple asumir el vacío, no como falta sino como espacio y arremeter contra las cosas y el día sin titubear, sin perderse en la sombra mágica.

lo constante

Siempre sucede que el regreso es cuesta arriba... imagina la calle donde está la casa como si fuera un cerro, encrispado, difícíl, agudo en su intención de cielo. Se ve colapsando sus piernas, sus rodillas, su pobre paciencia, resbalando y subiendo adonde nadie aguarda.

lo posible

Cambiar de rumbo. Aferrarse a la vida. Sonerirle al desafío. Saber del solsticio que trae a la primavera. Construir escaleras, caminos, canoas...expedicionar, expedicionar.

lunes, 7 de septiembre de 2009

soliloquio I

Tengo que agradecerte algo, le dijo envuelta en sábanas, en la madrugada de un día hábil. El dormía inclinado sobre su cuerpo, así no podía escucharla. Tengo que decirte algo, insistió en la explanada del sol que comenzaba a colarse por la ventana. El dormía, ahora más hacia el otro lado de la cama, dándole la espalda desnuda, plena de sí. Luego sonó el despertador, vino la rutina del baño, del desayuno, unos besos cítricos como de naranja.

sabor a avellanas

todo ese cielo
sabor a avellanas
es en parte tuyo
y mío
no me canso
de escribirlo
dibujarlo
sentirlo
soñarlo

toda esa ternura
la tibieza de la tarde
la entrega de la primavera
es en parte mía
y cómo deseo
que sea también
tuya

domingo, 6 de septiembre de 2009

Y ahora el cielo está nublado, las casas se estremecen, las ventanas se cierran de un golpe... dentro palpitan pulsos enervados. La tormenta se siente, se siente la llegada del agua, del cambio. Las casas se cierran, anidan personas que temen a la ventisquera, al desafío del viento, del agua. El cielo está nublado, se siente la tierra mojada a kilómetros de aquí. La lluvia, sin embargo, no llega ni se abren las preventivas ventanas y puertas, despiadadas en el resguardo de quienes no aceptan el sino.
quiero sentir
el perfume del ciruelo
arroparme de flores blancas
descendiendo cielo abajo
hasta la diáfana altura
del descanso

quiero perfumarme
de flores de ciruelo
de pétalos movidos por el viento
alojarme en el recodo
de esa pérdida
en con trar me